En Extremadura, en las proximidades a la frontera actual con Portugal hay una serie de pequeños pueblos, muy curiosos y muy especiales. Por un lado, parece que en ellos se haya parado el tiempo, y por otro, guardan restos de una antigua grandeza como protagonistas de numerosas reyertas territoriales entre España y Portugal.
Uno de estos pueblos es Frenegal de la Sierra, un municipio al sur de Badajoz que limita con Portugal al este y con Andalucía al sur y que pertenece a la comarca de Jerez de los Caballeros.
Es un pueblo antiquísimo, con restos de monumentos megalíticos, castros celtas…. Se sabe que estuvo bajo dominio del Imperio Romano, con el nombre de Concordia Julia, fue núcleo visigodo y por supuesto islámico.
Su historia ”moderna” comienza tras la reconquista y está ligada a la Orden de San Juan de Jerusalén, que reconstruyó su castillo en el siglo XIII y a cuyo amparo fue creciendo poco a poco una ciudad con estructura medieval que aún se conserva en la actualidad ya que Frenegal de la Sierra cuenta con uno de los patrimonios monumentales más importantes de Extremadura. Su casco histórico ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural y cuenta con obras representativas de arquitectura, tanto civil como militar y religiosa.
Un paseo por el casco antiguo nos permitirá disfrutar del ambiente medieval en el que se mezclan las casas solariegas – palacios que cumplieron funciones municipales, como cárcel o ayuntamiento- o simplemente su uso residencial, como el Palacio de los Condes de Torrepilares, la Casa de los Peche, el Palacio de los Marqueses de Riocabado, el Palacio de los Marqueses de Ferrera y los edificios monumentales de carácter religioso, que en Frenegal son abundantes. Algunos de los ejemplos de la arquitectura religiosa son las iglesias de Santa María, Santa Ana, y Santa Catalina, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, los conventos de san Francisco y de las Agustinas y el colegio de los Jesuitas.
Marga G.-Chas Ocaña