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Qué ver en Huélamo
Huélamo es una maravillosa localidad de la provincia de Cuenca llamó nuestra atención desde la carretera y decidimos visitarlo; ¡no cabe duda que fue un acierto total!
Castillejo
Nada más llegar al pueblo y siguiendo los consejos de un vecino de la localidad, decidimos dar un paseo alejándonos un poco hacia “El Castillejo”. Un paraje fundamental para Huélamo, apenas quedan vestigios de su arquitectura. Desde allí se contemplan unas magníficas vistas del municipio con su hermano mayor, el Castillo, junto a la sierra.
Iglesia Parroquial de la Asunción
De regreso al casco urbano contemplando toda la belleza natural que nos rodea, atravesamos el municipio y llegamos a la iglesia Parroquial de la Asunción. Bonita y acogedora, encaja a la perfección con el pueblo conformando un paisaje de postal. En torno a ella se localizan las instalaciones polideportivas y de ocio, como es el caso del frontón, la plaza de toros, la pista de fútbol y baloncesto, o el parque.
Casi todas estas zonas recreativas se hallan paralelas a un sendero que da a parar a otro monumento de la villa, la ermita de la Virgen del Pilar, del siglo XIX. Un sitio donde se respira una paz y una tranquilidad de agradecer.
Al lado de la iglesia comienza el camino para subir al Castillo. En época musulmana, Huélamo fue una de las fortalezas principales de Cuenca, junto a Uclés y Huete. Debido a su localización de gran valor estratégica, servía de defensa sobre “El Barranco del Judío”, en el camino de Albarracín, un paso de gran valor militar. Una vez conquistada la provincia por las tropas de Alfonso VIII, la localidad pasó a pertenecer a los Caballeros de la Orden de Santiago, de la cual este Castillo fue sede. Siempre testigo de los numerosos conflictos en la historia de España, fue zona de combate en la Guerra de la Independencia, las Guerras Carlistas o la Guerra Civil. no cabe duda de que Huélamo fue un pueblo con un papel relevante en la historia de nuestro país.
Ermita de la Virgen del Pilar
Una vez llegamos a la cima de la colina, la cual hace las veces de mirador. Las vistas que ofrece de la Serranía de Cuenca son incomparables. En ese lugar fundirás tu cámara de fotos. Tras pasar un rato agradable allí arriba, volvemos a la villa para saborear el ambiente del pueblo. Sus casas blancas, sus pilas de leña por doquier… Hicimos la última parada para ver el Ayuntamiento, un edificio muy hermoso que merece la pena ver y casi lo pasamos por alto.
Pues hasta aquí nuestra visita a una villa en una ubicación privilegiada, uno de los tesoros más grandes de la provincia, la Serranía de Cuenca. Esperamos que te encante, ¡buen viaje!